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Un chime

Hace poco leí un paper cuyo contenido abordaba el papel normativo que juega el chisme dentro de una comunidad.. Un documento estrictamente científico en el que se practicó un estudio de campo a un segmento de una población Africana donde había ocurrido un evento apto de viralización: un cuerno. (Ahora no encuentro el mardesío doc., creo que está relacionado con este libro: Gossip)

Sucedió que un pana había encontrado a su mujer dando etilla con otro, en su casa, que él pagaba, con su dinero, de él.

A partir de aquel suceso, se desencadenó un chisme geométrico. El pana, ya cuerniado, se emburujaba constantemente con el facilitador de los cuernos que al momento le adornaban la frente, este último, tuvo que marcharse de la comunidad debido a que caco de toro siempre que lo veía, lo sonaba. Paralelo a esto, también pescosiaba a su chapi, increpándola sobre los celestinos y maipiolos que le obligaban a adoptar ese nuevo estilo vacuno, lo que desencadenó otros chismes cuernológicamente relacionados.

A simple vista no hay nada relevante en la repercusión de un cuernito en una comunidad perdida, situada en el paradójico ¨cuerno africano¨, sabroso recurso de cualquier homilía eclesiástica. Mas, lo que éste sociólogo quería observar no era la morbosidad del hecho en sí, sino el papel que jugaba el chisme para establecer los parámetros de comportamiento que la sociedad aceptaba como moralmente «válidos», en qué medida este mecanismo colectivo fungía como instrumento para garantizar las «buenas costumbres».

Para entender la magnitud del evento, y el papel que jugaba el rumor para delimitar un abstracto reglamento de comportamiento, el estudioso realizó encuestas a las personas que de alguna manera tenían un contacto social con los actores involucrados, lo que le permitió acceder a información de carácter «antropológico» de la pareja en cuestión.

De acuerdo a sus hallazgos, el vilipendiado había conquistado a su pareja luego de una extensa y ardua tarea romántica, de más está decir que también económica. A pesar de que el pana no era muy agraciado, visualmente hablando, su fallo radicaba en que su chapi pertenecía a un grupo social donde no era bienvenido como ¨igual¨, su existencia era censurada por los otros miembros del círculo de ella.

Al contrario de lo que se puede prever como consecuencia moral para ella (dada la marginación y desigualdad en género que acontece en esta parte del mundo), el grupo era de la opinión que la majá que le había dado el chulo (quien sí pertenecía al grupo), se debía a la infortunada unión, él no la complementaba socialmente, por lo que ella salía a llenar ese vacío social e interno, con otro miembro del hermético grupo. En resumen, el carnaval de cuernos que le dibujó ella en la frente, según el grupo, era culpa de él, y ella una víctima de un desliz existencial.

Es frescura intentar abstraer una realidad social, por demás científica, de un inciso tan vago como el que cito (remordimiento le causaría al sociólogo), pero no deja de ser una muestra de lo que sin planteárnoslo ejerce una tarea fundamental, necesaria, menospreciada, y cotidiana, que implica más presión moral que cualquier otro mecanismo constrictivo creado por el hombre.

Independientemente de la apreciación individual de cada quién, las dinámicas de reacción dentro de los segmentos que conforman la sociedad, obedecen a factores que dependen del contenido y la forma del grupo en cuestión, de las características particulares de ambas categorías, sin que el raciocinio y la individualidad ejerza una fuerza relevante para controlar mecanismos tan normales como el chisme.

En menor o mayor medida, lo recozcamos o no, actuamos y no actuamos respondiendo al código del grupo que pertences o al que quieres pertenecer, por la misma inherente necesidad social del human being.

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4 comentarios en “Un chime

  1. La sociedad es usualmente quien empuja al de los cuernos a actuar para mantener «su imagen» Si las infidelidades fuesen socialmente aceptadas, así como ocurren en las «grandes esferas» de la sociedad no habrían muchas repercusiones ni cuerdas que dar. También el problema de no darse cuenta que lo mejor que se puede hacer es sacarle los pies a la cuernera, causa que muchos individuos se den a la tarea de quererse enfrentar a lo inevitable. Los cuernos son inevitables, si tu pareja los quiere poner hallara la forma de hacerlo. El ser buen amante tampoco impide que alguien no te pegue cuernos, cuando alguien quiere variar, no hay nada más apetecedor que el cambio de rutina.

    • cocorote dijo:

      Sin duda no se puede evitar. La posibilidad de que horn-een el cráneo es directamente proporcional al contenido ético del o la susodicha, que la mayoría de las veces descansa en la oscura subconciencia del ser y despierta de vez en cuando, unas por intención (que es peor, porque está tallado en tu DNA) o a consecuencia de mil razones, que igual puede despertar la genética..

      Pero, el artículo que refiero en lo que escribo es un documento puramente científico, aunque asumo que el sociólogo optó por abordar un tema controversial para explotar la viralidad del tema, su intención desde el principio es desligar la trivialidad del suceso del foco de la investigación, y resaltar el papel que juega este mecanismo (el cotilleo o chisme) como elemento regulador de la sociedad..

      slds..

  2. Y hay dos dichos que aplican bastante bien a esta situación:: Pueblo Chico, infierno grande,,,pero al mismo tiempo y en buen criollo:: No coma donde cague!!! Y corroborando lo ya expresado:: Los cuernos en una relación siempre se van a dar tarde o temprano, el sexo es una conducta animal y aun nos diferenciemos de ellos por el famoso raciocinio, también es cierto que a veces ( a conveniencia ) lo dejamos a un lado y dejamos a los instintos hacer su parte… Lo importante es hacerlo bien, larguese lejos de su habitat y conozca y cace su presa alla…No en el lugar ni con quien su pareja ( la que asumimos no quiere dejar ) se vaya a enterar.

    • cocorote dijo:

      Sí, también lo creo, hay más de animal en ese acto que del utópico raciocinio que usualmente nos adjudicamos.

      Pero como decía a baakanit, el chisme puede contener cualquier fenómeno social, desde un robo hasta la falta de higiene bucodental, el key del artículo que refiero hace todo el énfasis en el papel del chisme como regulador social,.. al menos eso era también era lo que quería resaltar, aunque a lo mejor el mismo morbo del tema me ganó en el foco..

      Un abrazo jax

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